El sentido de pertenencia es una característica que los humanos poseen durante toda su vida. Desde que nacemos, somos seres que necesitamos estar rodeados de familiares, un hogar, una casa, un espacio que nos permita sentir que pertenecemos a algo, alguien, algún lugar. Nos dan un nombre, pertenecemos a una familia o apellido, así como tenemos una dirección física donde vivimos, por lo que cada uno pertenece primero a un lugar en el mundo y luego a un espacio personal, la casa. Es por esto que la arquitectura es parte importante de la pertenencia individual de cada persona.
La arquitectura como masa es contemporánea del espacio pues ambas se complementan y funcionan como par. Sin embargo, se pueden crear espacios sin la masa y masa sin espacio pues la primera puede ser un espacio abierto sin divisiones físicas y la segunda puede ser solo una pared sin ningún vacío. Ambas son contemporáneas porque no se definen ni se anclan a un solo tiempo, sino que se desarrollan diariamente y pueden apuntar a una evolución del pasado o una invención del futuro. Durante los siglos la arquitectura como concepto general se ha ido transformando, en muchos casos se ha estancado en un momento temporal, no obstante de manera general, la arquitectura funciona sin definición de tiempo o estética. Cabe destacar que la arquitectura se conforma por conceptos contemporáneos pero si esta no es sistematizada, pierde su definición y contextualización.
Es así como en la arquitectura se pueden utilizar, por ejemplo, diagramas de interrelación formal donde se va desarrollando una forma ya sea 2D o 3D con el propósito de un estudio amplio. Cada persona, tanto arquitecto como cliente, mientras se desarrolla un proyecto tiene la oportunidad de ver un progreso del diseño haciendo que el mismo se vuelva un detalle importante. En el caso del arquitecto, este desarrollo de diseño le permite ampliar su visión, mientras que al cliente le permite sentir que su producto se esta pensando de manera puntual.
Por esto se dice que la arquitectura es parte importante de la pertenencia individual, pero más que eso se demuestra que la arquitectura es un oficio determinante para la definición del espacio y tiempo social. Benedetta Tagliabue es un ejemplo de ello con su proyecto del Pabellón de España y el uso de una piel hecha con mimbre, donde se demuestra el uso de un material que se puede considerar anticuado en la actualidad aplicandolo en un sistema de mayor influencia contemporánea. Ambos métodos pertenecen a tiempos distintos pero funcionan de todos modos a cualquier tiempo. Incluso, esta utilización mezclada proveyó a quienes la construyeron un sentido de pertenencia aunque el edificio no sea de ellos.
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